1.- Pasión por lo que hace: el profesional debe sentir una gran vocación, amar a lo que se dedica, ya sea un emprendedor o un trabajador de una compañía. Si no siente cariño por su labor nunca dará el 100%, no estará motivado, realizará su trabajo mal y podría contagiar al resto de colaboradores.
2.- Competencias: el profesional tiene que ser capaz de reconocer cuáles son sus talentos, tiene que descubrirlos y potenciarlos según la profesión que siga. Además existen otras competencias adicionales que se desarrollarán con la formación profesional y que van de la mano con la especialización que brindan las capacitaciones.
3.- Capacitación constante: no basta con la formación de la universidad o instituto, el mercado es dinámico y competitivo.
El profesional debe reconocer sus brechas personales, pero también saber lo que el mercado actual está demandando como: pensamiento crítico, inteligencia emocional, análisis de datos, uso de tecnologías para la mejora de procesos, entre otros.
4.- Liderazgo personal y de equipos: este aspecto está muy relacionado con la actitud y aptitud de la persona. Es decir la actitud referida a ser positivo, siempre atento a los cambios, no ser reacio a la incertidumbre, saber trabajar en conjunto. En cuanto a la aptitud se refiere a la capacidad que tiene el profesional para llevar el mando, trabajar en equipo, ser justo y poder desenvolverse como líder.
5.- Servicio al cliente: el profesional debe saber quiénes son sus clientes tanto internos como externos de la empresa. Así el cliente interno son los jefes a quienes se reporta y los compañeros de trabajo. Además los clientes siempre deben ser escuchados y si es necesario crear mecanismos para mantener esta comunicación constante y estar dispuestos a mejorar lo ofrecido. (Andina)
2.- Competencias: el profesional tiene que ser capaz de reconocer cuáles son sus talentos, tiene que descubrirlos y potenciarlos según la profesión que siga. Además existen otras competencias adicionales que se desarrollarán con la formación profesional y que van de la mano con la especialización que brindan las capacitaciones.
3.- Capacitación constante: no basta con la formación de la universidad o instituto, el mercado es dinámico y competitivo.
El profesional debe reconocer sus brechas personales, pero también saber lo que el mercado actual está demandando como: pensamiento crítico, inteligencia emocional, análisis de datos, uso de tecnologías para la mejora de procesos, entre otros.
4.- Liderazgo personal y de equipos: este aspecto está muy relacionado con la actitud y aptitud de la persona. Es decir la actitud referida a ser positivo, siempre atento a los cambios, no ser reacio a la incertidumbre, saber trabajar en conjunto. En cuanto a la aptitud se refiere a la capacidad que tiene el profesional para llevar el mando, trabajar en equipo, ser justo y poder desenvolverse como líder.
5.- Servicio al cliente: el profesional debe saber quiénes son sus clientes tanto internos como externos de la empresa. Así el cliente interno son los jefes a quienes se reporta y los compañeros de trabajo. Además los clientes siempre deben ser escuchados y si es necesario crear mecanismos para mantener esta comunicación constante y estar dispuestos a mejorar lo ofrecido. (Andina)
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