Los incendios de la Amazonía no solo afectan a Brasil. En la Chiquitanía boliviana, la región de transición entre el Chaco y la Amazonía, se han incendiado al menos 700 mil hectáreas. Aunque gobernaciones locales reportan que el daño se extendería hasta el millón de hectáreas.
Una de las zonas más afectadas de la región es el municipio de Roboré, ubicado a unos 240 kilómetros de la frontera con Brasil, la ciudad de unos 23 mil habitantes ha perdido unas 100 mil hectáreas debido al fuego que inició hace 33 días. Un área equivalente a 156 mil campos de fútbol oficiales.
«Nosotros hemos tenido un periodo muy largo de sequías, hemos tenido heladas al principio del invierno y este accionar de los vientos que favorece la propagación de incendios. Todo esto se han conjugado y la combustión que tiene el fuego en nuestro bosque es altísima», explica a través de una llamada telefónica con El Comercio el alcalde de Roboré, Karim Iván Quezada.
El municipio se extiende por unas 730 mil hectáreas que incluyen tres áreas protegidas. «Una es de 260 mil hectáreas, otra es de 28 mil hectáreas y otra es de 180 hectáreas. Tenemos esta vocación de ser amantes de la naturaleza», asegura Quezada. «Hace 6 años no teníamos una situación similar».
- ¿Cuál es el verdadero alcance de devastación de estos incendios en Roboré?
Entre 90 a 100 mil hectáreas han sido devastadas y sinceramente nos hemos visto sobrepasados en todas nuestras capacidades. Pese a que hemos tenido el apoyo a nivel gubernamental y nacional, todos nuestros límites fueron sobrepasados.
- ¿Qué cambió el último año, en comparación a los otros seis, para ver desastres de esta magnitud?
Entre enero y junio de 2018 tuvimos 1.050 milimetros de agua de lluvias, en el mismo periodo de este año no llegamos a 400 milimetros. Los años anteriores la humedad fue mayor, este año vivimos una sequía más intensa. Así que ese es uno de los principales motivos para que se dé esta situación.
- ¿Cuántos incendios activos hay en este momento en Roboré?
En este momento hemos llegado a una reducción máxima de los focos de incendio. En este momento hay 3 o 4 focos de magnitud. En la serranía de Santiago, que es el borde de una de las áreas protegidas, hay dos incendios que abarcan un kilómetro y 500 metros, respectivamente. En la reserva del Paquió se han quemado 20 hectáreas y ese fuego está desbordado en este momento, según los bomberos. Y algún foco más que se ha reavivado en el sector de San Lorenzo Viejo, eso ya lo habíamos mitigado en los días anteriores pero se reavivó. Sin embargo, hace solo 8 o 10 días eran incontables la cantidad de columnas de humo, de fuego que veíamos en nuestras llanuras y cerros. Era una situación realmente desesperante.
- ¿Cuentan con ayuda extranjera?
En este momento no, con ninguna. El 12 de agosto mi autoridad promulgó la ley de desastre del municipio de Roboré, aprobada en el consejo municipal. Ahí, de alguna manera, hemos captado la atención departamental y nacional. En Roboré se ha instalado el gabinete de ministros para atender en los tres niveles esta situación. De ahí, hemos tenido la presencia del señor presidente de la República. Hay tres ministros -de Defensa, de la Presidencia y Desarrollo Rural y Tierra- que permanecen en Roboré y varios viceministros. Entonces, en forma conjunta se ha encarado esta situación con helicópteros de transporte, avionetas que recogían información y el avión cisterna Supertanker que llegó hace poco.
- El presidente Morales autorizó el ingreso de ayuda extranjera, ¿qué respuesta ha tenido esa apertura?
Entendemos que sí. Hace un momento recibí la llamada de amigos de Chile que quieren venir, brigadas médicas. Otra intención fue de Jujuy, querían enviar dos helicópteros, pero al no tener el permiso de la instancia que correspondía no podían venir. Vinieron solamente bomberos en dos coches, aunque a último momento se dirigieron a San Rafael, que también necesita ayuda contra incendios.
- ¿Qué fondos se han destinado a Roboré?
Nosotros pusimos a disposición los recursos que teníamos, todas las partidas presupuestarias. Pero estas no sobrepasan más de, para que tenga una referencia, 6 mil dólares. Una cantidad insignificante para todas las necesidades que hay acá.
- ¿Con 6 mil dólares están haciendo frente a estos incendios?
Nosotros, desde el municipio, sí. Sin embargo, con todo el apoyo, generosidad, donaciones de la gente, hemos podido sostener a los casi 700 voluntarios que trabajan en nuestro municipio y que necesitan ser alimentados, combustible para nuestras cerca de 30 movilidades -entre cisternas, movilidades pequeñas, de transporte-. Es una carga muy pesada. Por eso desde que vino la comisión de ministros, hace dos días, el Ministerio de Defensa nos está apoyando con la alimentación, el Ejército y la Policía apoya con combustible y pedidos de ciertas personas afectadas.
- Pero por 31 días ustedes tuvieron que correr con esos gastos.
Sí. No se puede decir que teníamos todo a mano. Con decirle que teníamos apenas ocho equipos contra incendios, mochilas de agua de 18 litros, trajes para bomberos. Pero la manifestación de las instituciones voluntarias y donantes nos han permitido que unos 50 bomberos tengan el equipo adecuado.
- ¿De qué depende que su presupuesto aumente?
Estoy en una planificación muy agresiva de esto. En abril del 2021 hay un nuevo censo de población y vivienda. Tenemos 23 mil habitantes a simple apreciación, con nuevas casas construyéndose, universo estudiantil, entre otros. Sin embargo, recibimos recursos solo para 15.600 habitantes censados en el 2011. Tenemos que ponernos la camiseta para que en el 2021 hagamos un excelente censo y recibamos los recursos que corresponde por habitante.
- Diferentes actores políticos, sociales e incluso los obispos de Bolivia han apuntado hacia un decreto de Evo Morales que autorizaba la quema controlada como una de las razones de la tragedia. ¿Cuál es su posición?
Esto impulsa a que la gente desmonte y quiera quemar sus campos para sembrar pasto o cultivar sus tierras. Yo lo que creo es que hubo un descontrol total en la autoridad local para otorgar estos permisos y fiscalizar todo este control, que debe estar registrado. Se les ha ido de las manos. Nosotros, como municipio, siempre hemos estado dispuestos a coordinar y hacer un trabajo en el que se pueda administrar muy bien esta situación. Pero hay un hermetismo total de instituciones como el INRA (Instituto Nacional de Reforma Agraria). El encargado de nuestro municipio registró el año pasado 1.400 hectáreas autorizadas para desmontes [con propósito de quemas controladas]. En el 2019, hasta este mes, ya ha sobrepasado las 1.600 hectáreas registradas. Pero, como muchas veces la municipalidad fiscaliza, se han creado otras vías: consultores externos que van directamente a estas instituciones y consignan autorizaciones. Ellos no nos informan sobre eso. Entonces, yo le aseguro que la información que manejamos no es acertada. Nosotros hemos hecho paros para que nuestro municipio coordine con esas instituciones.
- En resumen, ¿este decreto ha promovido esta situación?
En cierta medida sí. Nosotros tenemos comunidades nuevas que tienen una vocación de uso múltiple de las tierras, que son las que más solicitan el desmonte. Un 70% tiene estas características. Lo otro está destinado al uso forestal y están muy reducidas. Si solo 30 familias de una comunidad solicitan sus 20 hectáreas correspondientes por familia ya son 600 hectáreas que se están desmontando. Autorizadas, legales. Para ellos es beneficioso, pero para nosotros que cuidamos el medio ambiente y queremos administrar el municipio como uno turístico, es totalmente perjudicial. Lo que vivimos ahora es parte de ello. Viene arrastrado por estas autorizaciones que se dan sin control.
- ¿Es posible señalar a un gran culpable?
En nuestro municipio he podido sobrevolar todo el territorio. Vemos ciertos chaqueos, el bosque está acumulado en cierto lugar, pero una vez quemado se nota exactamente dónde se ha descontrolado el fuego. Si me habla de un gran culpable, de alguna manera me está direccionando a una autoridad nacional. Considero que no, si cada uno cumplimos nuestro rol vamos a administrar bien nuestros recursos.
- El gran culpable puede ir desde una autoridad hasta un agricultor poco informado…
Yo creo que sí, creo que tiene que ver con el desconocimiento de la norma. Muchas veces es el rechazo a someterse a la norma. Es que somos así, somos una sociedad un poquito relajada en ese sentido. Y una vez que sobreviene la consecuencia, estamos buscando auxilio.
Fuente: El Comercio
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